Persecución: La AFA usa su tribunal para castigar a Verón y silenciar la crítica de estudiantes

Suspender a Juan Sebastián Verón por seis meses, separándolo de toda actividad ligada al fútbol, es un acto de revancha, no de justicia deportiva. Bajo el pretexto de una "infracción al artículo 12", la AFA golpea a la figura más visible de la crítica contra la improvisación dirigencial y el manejo discrecional de los campeonatos.

Pero el escarmiento no se limitó al presidente. Los jugadores que participaron en el gesto colectivo de darle la espalda al campeón Rosario Central también fueron sancionados con dos fechas de suspensión.

Además, Santiago Núñez, el capitán, no podrá usar la cinta durante los próximos tres meses, lo que evidencia la meticulosidad de la represalia. Cada sanción, desde la suspensión de Verón hasta la multa al club por "conducta ofensiva", tiene un objetivo claro: imponer el miedo y evitar futuras protestas.

Se acusa al club de "desnaturalizar el espíritu del pasillo", pero la verdadera desnaturalización es la forma en que se maneja el fútbol argentino. La AFA castiga un gesto de protesta legítima, pero no sanciona la irresponsabilidad de cambiar las bases de la competencia a conveniencia de sus allegados.