El Gobierno acelera su reforma laboral: cambios en vacaciones, indemnizaciones y trabajo en plataformas

La reforma laboral volvió a pisar fuerte en la agenda pública después de que circulara un nuevo borrador con cambios que impactan de lleno en vacaciones, indemnizaciones, licencias y hasta en la regulación del trabajo digital. El texto retoma ideas discutidas en el Consejo de Mayo, ámbito donde Gobierno, empresarios y gremios intentaron —sin éxito— acercar posiciones antes de la salida de la representación sindical, que volvió a marcar su rechazo con fuerza.

El borrador plantea un rediseño completo del régimen laboral argentino: licencias, días pagos, procedimientos judiciales, derechos sociales y actualizaciones de regímenes especiales. Además, introduce capítulos específicos para las plataformas digitales, un sector que viene exigiendo reglas claras hace años y que hoy opera en un gris legal cada vez más evidente.

En materia de vacaciones, el documento sostiene el derecho al descanso anual pago, pero habilita nuevas variantes: acuerdos individuales o colectivos para extender días, autorización de acumulaciones excepcionales y la posibilidad de fraccionar el período según necesidades familiares o productivas. También fija que las empresas deberán avisar por escrito el inicio del descanso con 45 días de anticipación, salvo acuerdos particulares con los gremios.

Otro de los puntos calientes son los bancos de horas. El proyecto habilita a que los convenios colectivos organicen horas extras, francos compensatorios y esquemas flexibles para adaptar tiempos de trabajo a cada actividad. Eso sí: se mantienen los descansos obligatorios de 12 horas entre jornada y 35 horas semanales, y no se podrá superar el máximo legal previsto. La idea central —según los técnicos del Gobierno— es ordenar criterios y bajar la litigiosidad en un terreno históricamente problemático.

En cuanto a indemnizaciones, aparece una de las propuestas más discutidas: reemplazar la indemnización tradicional por fondos o seguros sectoriales de cese, administrados en el marco de las negociaciones colectivas. El objetivo oficial es darle previsibilidad a las empresas y alivianar el impacto para pymes, mientras que los gremios advierten por el riesgo de “abaratar despidos”. El proyecto también redefine la base de cálculo, excluyendo gratificaciones extraordinarias y pagos no habituales, y habilita liquidaciones fraccionadas en ciertos casos.

Sobre despidos, el texto mantiene las compensaciones clásicas para los casos sin causa, mientras que en los despidos con causa el empleador deberá justificar formalmente la medida y notificarla de manera electrónica. El trabajador conservará su derecho a recurrir a instancias administrativas y judiciales. También se detalla el mecanismo de reincorporación en caso de sentencia favorable: si un tribunal declara ilegítimo el despido, el empleado podrá volver al puesto y cobrar salarios caídos, o bien optar por la indemnización correspondiente.

La reforma también toca un tema largamente reclamado: la situación de los trabajadores de plataformas digitales. El borrador reconoce la relación laboral, obliga a registrarlos, realizar aportes y contratar seguros, y establece pautas de jornada, descanso y salarios mínimos. Los repartidores, además, obtendrían derechos sindicales, representación sectorial y participación en negociaciones colectivas.

Con este borrador sobre la mesa, la discusión promete seguir caliente. Mientras el Gobierno busca acelerar cambios estructurales, los gremios se paran firme del otro lado, y el sector empresario pide reglas claras sin aumentar costos. La pulseada está lejos de terminar: la reforma laboral vuelve a escena y el debate recién empieza.