Acerías Berisso: crece el enojo de los trabajadores ante el avance de la empresa hacia la quiebra

La situación en Acerías Berisso viene caldeada hace rato, pero en los últimos días directamente explotó como fragua sobrecalentada. Los trabajadores aseguran que la empresa les debe más de dos meses de sueldo, no pagó las indemnizaciones y que, mientras tanto, los dueños ya habrían mudado la producción a otra planta, dejando a toda la gente a la deriva. Un combo explosivo que generó protestas, angustia y una sensación de abandono total.

El delegado de la UOM, Carlos Lazarte, fue clarísimo: la patronal habría anticipado su intención de presentarse en quiebra sin saldar ninguna deuda, una movida que cayó pésimo entre los operarios. Ante la falta absoluta de respuestas, decidieron movilizarse hasta el domicilio de uno de los socios, Nicolás Dudiuk, para exigir explicaciones cara a cara. Y lo que encontraron fue más silencio que en una fábrica apagada.

“Nos deben más de dos meses de salario, cerraron la empresa presentando la quiebra, sin indemnización y sin ningún tipo de explicación”, escribió Lazarte en redes, dejando en evidencia la bronca y el desamparo que atraviesa la planta. El cuerpo de delegados de la UOM fue aún más duro: calificó la situación como un acto de abandono patronal hacia las familias que sostuvieron la producción durante años.

Acerías Berisso avanza hacia la quiebra y se profundiza el conflicto

La conflictividad subió otro escalón en la audiencia del Ministerio de Trabajo, donde la empresa ratificó su intención de avanzar con la quiebra. Lo más grave es que, según los trabajadores, los representantes patronales fueron contundentes: “no tenemos intención de abonar nada”.

Esta postura encendió todas las alarmas dentro del gremio, que aseguró que la decisión empresaria es “una muestra clara de irresponsabilidad y vaciamiento”. Ante este panorama, los operarios adelantaron que están evaluando nuevas medidas de fuerza, incluso acciones más fuertes para defender sus derechos y evitar que la firma cierre dejando un tendal de familias sin sustento.

Mientras tanto, Berisso mira con preocupación cómo una fábrica histórica se desmorona sin que nadie del lado empresario dé la cara.