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Sábado 21 de Septiembre de 2024

Interés general

Una mamá espera a su hijo en la vereda de la escuela para no tener que pagar varias veces el micro en La Plata

Ante la suba del boleto y la quita de subsidios, el ajuste que promueve el Gobierno nacional comenzó a impactar en las rutinas de las familias y provoca situaciones insalubres en la región.

4 de Septiembre de 2024

Susana es una vecina de Villa Argüello, un barrio de casas bajas y familias trabajadoras, inmigrantes o descendientes de italianos, que limita con la ciudad de la Plata por la avenida 122.

Todos los días tiene que llevar a su hijo a la escuela y toma el colecto de la línea Oeste para llegar hasta la histórica escuela de enseñanza Técnica Albert Thomas, en la zona de 1 entre 57 y 58.

A diario solía subirse al micro cuatro veces: la primera para llevarlo, luego para volver a su casa. Y nuevamente repetía la rutina para ir a buscarlo. Sin embargo, en un fiel reflejo de los resultados de la verdadera política liberal que impulsó el Gobierno nacional de Javier Milei quitando los subsidios al transporte y liberando el precio para que aumenten las naftas, esta vecina ya no puede viajar más.

Como consecuencia de uno de los ajustes más brutales y tristes, decidió hacer largas horas de espera en la puerta de la escuela mientras Carlitos, su hijo, se forma para ser mejor persona, en una de las escuelas técnicas por excelencia que tiene el país y que todavía no fue afectada por las intenciones de promover un recorte presupuestario también a la educación.

La postal de una vecina durmiendo sentada en las escaleras de ingreso del Albert Thomas despertaron la indignación y la solidaridad de la comunidad educativa del establecimiento, que en ocasiones le ofrecen un vaso de agua o un pedazo de pan.

“Se ha llegado a quedar todo el día, desde las 8 de la mañana que entra el chico hasta las seis de la tarde porque no tienen plata para cargar tantas veces la tarjeta sube y pagar cuatro pasajes por día”, confesaron desde la portería de la escuela.

Uno de los auxiliares admitió que la rutina se repite principalmente los martes, cuando el menor tiene actividades en los talleres de la escuela, cuyas dimensiones ocupan toda la manzana desde 1 hasta 115 y desde 57 a 58.

“Mi sube al colectivo con un carnet de discapacidad. Eso me lo han respetado. Pero yo los martes he decidido tomar una sola vez el micro, porque no puedo pagar tanto”, confesó la mujer, que viaja desde Villa Argüello y se aqueda esperando que salga su hijo que pasa horas estudiando en el viejo y reconocido “Industrial”.
Susana, de este modo, paga un promedio diario de 1.000 pesos para llevar y traer a su hijo cuando estudio. Si tuviese que regresar a su casa y luego volver más tarde a buscarlo, pagaría un promedio de 2.000, que multiplicado por 20 días de clase que aproximadamente tiene un mes, se harían un total de 40.000 pesos solo para llevar y traer a su hijo de la escuela. Una sana y vieja costumbre, que en la Argentina Liberal ya es casi imposible de cumplir para cualquier trabajador de a pie.

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