Todo listo en la Capilla Sixtina: el Vaticano se prepara para el inicio del Cónclave

El escenario central será la majestuosa Capilla Sixtina, ya acondicionada y cerrada al mundo exterior. Allí, los 133 cardenales electores serán los únicos protagonistas de este proceso secreto y solemne que incluye rezos, votaciones y estrictos protocolos.

Cada elector recibirá varias papeletas para emitir su voto. Previamente, se sortearán los roles esenciales para la votación: tres escrutadores, tres infirmarii (encargados de recoger votos de los enfermos) y tres auditores. Estos nombres son extraídos al azar, salvo que el sorteo recaiga en cardenales imposibilitados por cuestiones de salud.

Antes de la votación, todos los encargados de logística y ceremonias litúrgicas deben retirarse. Será el último cardenal diácono quien se encargue de cerrar las puertas, abriéndolas solo si los infirmarii deben salir y regresar.

Uno a uno, los cardenales se acercarán al altar con su papeleta doblada, pronunciando en voz alta una fórmula solemne: “Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido”. Luego, dejarán el papel en una urna especial.

En caso de que algún elector no pueda movilizarse, un escrutador se acercará para tomar su voto y llevarlo al altar.

Una vez finalizado el depósito de papeletas, se procederá al recuento. Si el número no coincide con la cantidad de votantes, se anulan todos los votos y se repite la votación. Si concuerda, se inicia el escrutinio formal.

Para elegir al nuevo Papa se requiere un mínimo de 89 votos, es decir, las dos terceras partes de los 133 electores.

Mientras el mundo espera, el silencio, la tradición y la oración marcarán el camino hacia el próximo pontífice.