Ley cuestionada
La norma 5796 de Río Negro eliminó al cuerpo de guardafaunas y abrió la puerta a un retroceso ambiental
Organizaciones señalan que la nueva legislación prioriza el aprovechamiento económico sobre la protección de la fauna silvestre.
12 de Noviembre de 2025
La provincia de Río Negro atraviesa una de las crisis ambientales más graves de los últimos años. Sin guardafaunas en el territorio, con incendios forestales devastadores y proyectos privados que avanzan sobre áreas ecológicamente sensibles, el gobernador Alberto Weretilneck permanece en silencio frente a múltiples reclamos que le exigen acción inmediata.
Desde la Fundación Guardafaunas Honorarios de Río Negro, un colectivo de agentes de conservación que lleva más de 20 años trabajando por la fauna silvestre provincial, elevaron una nota formal al mandatario solicitando la renovación urgente de las credenciales habilitantes que les permitirían continuar con su labor de control, rescate y educación ambiental.
En la carta, los guardafaunas advierten que agotaron todas las instancias administrativas sin obtener respuesta y remarcan que, desde diciembre de 2023, quedaron “imposibilitados de continuar con su tarea de conservación por falta de reconocimiento y recursos”.
Una ley que borró una profesión
La denuncia apunta directamente a la Ley número 5796, aprobada el pasado 3 de julio, que modificó el espíritu de la normativa anterior centrada en la protección de la fauna silvestre. Según los guardafaunas, “la nueva ley no tiene mucho de nueva; cambió el foco de la protección al aprovechamiento” y eliminó de raíz al Cuerpo de Guardafaunas, dejando sin sustento a una función pública clave.
“Es posible que todo se haya hecho con apuro o desconocimiento, pero se incurrió en un error legislativo que suprime una profesión completa”, señalaron. En contraste, la Ley número 5502 de 2021 había creado el escalafón de “Agente de Conservación” dentro del régimen del personal público, garantizando su existencia como parte de la estructura ambiental de la provincia.
El colectivo recuerda que, hasta 2023, existían seis guardafaunas provinciales activos que lograron 70 allanamientos por delitos de tráfico de fauna, recuperaron 1654 aves, entre ellas 277 cardenales amarillos, una especie en peligro de extinción y Monumento Natural Provincial, y realizaron capacitaciones anuales para más de 300 efectivos de seguridad, además de intervenciones educativas en escuelas y charlas sobre zoonosis y fauna autóctona.
“Fuimos, ni más ni menos, el Estado presente en esa temática”, afirma la nota.
Del ambiente a la economía
La situación se agravó cuando la Dirección de Fauna Silvestre fue trasladada desde la órbita ambiental al Ministerio de Desarrollo Económico y Productivo, bajo la gestión de Carlos Banacloy.
Ese cambio implicó la desarticulación total del equipo, que pasó de seis agentes a solo dos, sin vehículos ni capacidad de recorrer el territorio. El resultado: Río Negro quedó sin presencia de guardafaunas en rutas, parques, lagos o zonas rurales.
“Desde diciembre de 2023 no se controla la caza furtiva, no se capacita a las fuerzas, no se visita escuelas, no se inspeccionan cotos. Nada”, lamentan los trabajadores.
Los incendios en El Bolsón y los silencios oficiales
El vacío estatal se hizo evidente durante los incendios forestales de El Bolsón y el Cajón del Azul, que arrasaron miles de hectáreas de bosque nativo entre enero y febrero de 2025.
El propio gobernador Weretilneck reconoció públicamente que el fuego fue de origen intencional, pero desde entonces no se avanzó en políticas de restauración ni en reforzar el control ambiental.
Los especialistas señalan que la ausencia de guardafaunas, sumada a la falta de inspecciones y de respuesta rápida, facilita la expansión de estos desastres y deja zonas vulnerables para futuros negocios inmobiliarios o turísticos.
El proyecto Baguales: agua, poder y silencio
Mientras la estructura estatal de conservación se desmantela, avanza el proyecto Baguales, un complejo turístico y energético impulsado por inversores de Qatar junto al extenista Gastón Gaudio, que planea instalar tres microcentrales hidroeléctricas en la zona de Río Villegas, en plena cordillera rionegrina.
El emprendimiento, autorizado por el Departamento Provincial de Aguas (DPA), otorga a la empresa Río Villegas SA (Baguales Acquisitions SA) el derecho a captar 592 litros por segundo del arroyo Baguales durante 30 años para generar energía destinada al complejo privado.
Distintos sectores ambientales denunciaron irregularidades en el procedimiento, como la falta de audiencia pública y la ausencia de estudios ambientales transparentes. La autorización para uso del agua, un recurso de dominio público, se habría concedido sin consulta ciudadana ni control estatal efectivo.
En ese contexto, los guardafaunas preguntan con ironía: “En la misma sesión legislativa en que se eliminó nuestro cuerpo, se declaró Monumento Natural al huillín. ¿Quién lo va a cuidar?”
Weretilneck entre la inacción y los negocios
La pregunta que sobrevuela entre ambientalistas y sectores políticos es por qué el gobernador Weretilneck no toma cartas en el asunto.
Mientras los guardafaunas reclaman desde hace meses por la renovación de sus credenciales y la restitución de su función, la administración provincial prioriza inversiones privadas de alto impacto ambiental, como Baguales, y guarda silencio frente a los pedidos de control y transparencia.
Las hipótesis apuntan a una desconexión entre discurso y gestión: aunque Weretilneck prometió “salir adelante juntos” tras los incendios, no hay señales de fortalecimiento institucional ni de reactivación del cuerpo de control ambiental.
Para los denunciantes, el traslado de la fauna silvestre a la cartera económica fue una decisión que expone la subordinación de la naturaleza a los intereses empresariales.
El pedido de los guardafaunas
La Fundación Guardafaunas Honorarios de Río Negro exige al gobernador Weretilneck:
- Renovar las credenciales habilitantes de los guardafaunas honorarios para recuperar el control territorial.
- Restituir el cuerpo profesional de guardafaunas dentro del escalafón público.
- Investigar con transparencia el proyecto Baguales, garantizando audiencias públicas y participación ciudadana.
- Implementar un plan de contingencia para prevenir incendios forestales y restaurar ecosistemas afectados.
- Publicar la información sobre uso de agua, tierras y recursos naturales, especialmente en proyectos con capital extranjero.
Un retroceso ambiental sin precedentes
La desaparición del cuerpo de guardafaunas en Río Negro deja al descubierto un retroceso institucional que compromete el futuro ambiental de la provincia.
Sin control de fauna, sin fiscalización ni presencia territorial, los delitos ecológicos, el tráfico de especies y los incendios encuentran terreno fértil.
Mientras tanto, proyectos millonarios avanzan en silencio, amparados por una gestión que parece mirar hacia otro lado.
Río Negro está ante una encrucijada: proteger su naturaleza o convertirla en mercancía.
El tiempo dirá si el gobierno de Weretilneck elige escuchar a quienes cuidan el territorio, o seguir priorizando los intereses de los poderosos.
