La Justicia avanza en la causa por trata de personas contra Alejandro Roemmers

Tras los intentos del juez Ariel Lijo por archivar las denuncias de trata de personas que involucran al empresario Alejandro Roemmers, la causa sigue en marcha con testimonios reveladores que comprometen aún más al acusado.

Un testimonio clave

La denuncia, que había sido presentada hace 2 años por el marplatense Roberto Mazzoni, tomó nuevo impulso en julio del año pasado cuando la Justicia ordenó avanzar en la investigación. Ahora, han comenzado a conocerse los relatos de quienes fueron captados por el entorno de Roemmers.

Uno de los testimonios más contundentes es el de un testigo de identidad reservada que relata cómo conoció a Roemmers en 2007, en una cena en Mar del Plata.

Según su declaración, Roemmers llegó acompañado por su pareja de entonces, un joven conocido como "el Indio", y otro menor de edad, apodado "Coquito", todos a bordo de una Ferrari.

Posteriormente, el grupo se trasladó a un casino, donde el testigo rechazó una oferta de dinero para jugar. Luego, uno de los acompañantes de Roemmers le propuso pasar la noche con el empresario a cambio de una suma de dinero, oferta que declinó.

El testimonio también menciona que entre los jóvenes circulaba la información de que Roemmers ofrecía contratos de 10 mil dólares mensuales, además de regalos y vehículos, a quienes aceptaban ser parte de su círculo íntimo y mantener relaciones con él.

Viajes y fiestas privadas

Días después de aquel encuentro en Mar del Plata, el testigo participó de un viaje a Calamuchita, Córdoba, junto a su amigo Abel y otras personas vinculadas a Roemmers.

El trayecto incluyó una escala en la residencia del empresario en San Fernando, provincia de Buenos Aires, desde donde partieron en un avión privado hacia Córdoba. En Calamuchita, los esperó un helicóptero que los llevó a la estancia de Roemmers, una lujosa propiedad que, según el testigo, contaba con restaurantes, un lago privado y un cine.

Durante el viaje, el testigo recibió dinero en un sobre como "regalo" de Roemmers, lo que refuerza el patrón de pago a jóvenes para su permanencia en el círculo del empresario. Asimismo, describe la existencia de un "staff" de jóvenes a quienes se les ofrecían estos beneficios a cambio de favores sexuales.

En otro episodio, el testigo fue invitado a una "fiesta gay" en un exclusivo piso de la Avenida Del Libertador, donde asistieron importantes empresarios.

Según su relato, Roemmers les entregó 10 mil dólares en efectivo a los jóvenes presentes para comprar ropa y arreglarse para la ocasión. En la fiesta, el testigo se sintió "expuesto como un objeto" y recibió insinuaciones de distintos empresarios, incluyendo uno vinculado al grupo Techint.

Al día siguiente, en la piscina de la residencia de Roemmers, uno de los empresarios intentó acercarse nuevamente al testigo, quien rechazó la situación y decidió cortar todo contacto con el grupo. Además, mencionó que la droga era parte habitual de estas reuniones, aunque él no participó en su consumo.

Una red de captación estructurada

El testigo también señaló que el "staff" de Roemmers era constantemente renovado, con una lista de espera de jóvenes interesados en ingresar al círculo del empresario. Destacó que Roemmers tenía una clara preferencia por jóvenes de aspecto juvenil y que les suministraba hormonas de crecimiento para mantener una apariencia física determinada.

Gracias a la denuncia de Roberto Mazzoni y la valentía de quienes han dado testimonio, la causa contra Alejandro Roemmers sigue avanzando, derribando las barreras de impunidad que protegieron durante años a estas figuras de enorme poder económico.